sábado, 10 de abril de 2010

Bla, bla… bla

“Sucede que me canso de ser hombre.”
Walking Around, Pablo Neruda


Realidad profundamente pequeña…, foto tomada por MafferR en la entrada de la FF y L (11/03/2010 10:09 am); una niña dormida, y la comunidad pasando por ahí, ¿qué sucede?, ¿pobre niña o pobres de nosotros?


Qué es la política estudiantil, en dónde están los profesores y los alumnos, qué son, qué somos; quizás no tiene sentido alguno pensar cosas tales, quizás el discutir si la historia es ciencia o no, no es pretencioso como a mí se me ocurre que lo es; tal vez en verdad valen una penosa carga los estudios, las investigaciones y desvelos que cada “buen” estudiante tiene que hacer y pasar; quizás el hacer entrega de un trabajo no tiene por qué hacer sentir vacio a nadie o a alguien, tal vez nuestras calificaciones si son tan importantes como el hecho de existir, aunque eso me haga pensar que olvidamos ser personas; puede ser que en verdad somos jóvenes y no podemos hacer una crítica a lo que conocemos, o vamos conociendo, como nuestras carreras; quizás no es verdad que conforme vamos creciendo nos va tragando el sistema en su estruendoso silenciador o, en pocas palabras, nos va haciendo “madurar”, como lo he llegado a valorar, y nos aleja de la realidad para encaminarnos en la mejor forma de vida, la academia para la academia, la sociedad no es la academia, aunque estén unidas por razones tan obvias que la policía federal podría reaccionar a las peticiones estudiantiles, y dije reaccionar, no responder, y dije estudiantiles por ser integradas por personajes del medio académico.
Mucho más de la mitad de la educación que se imparte en México está destinada a los grupos que pueden tan sólo dedicarse a ello porque no es su necesidad el hacer algo más para sostenerse, tan sólo tienen que utilizar una parte de su capital para después obtenerlo multiplicado, y sin explotarlo realmente, conquistan su mundo, como si sólo fuera esa parte del universo el universo total; los grupos de siempre son ahora, también, los de siempre, los de nunca y los de todo el tiempo y espacio. Pero ese no es el verdadero problema, o al menos a ellos no les interesa; la población que necesita esa educación, no la tiene, ya sea por un examen que no pueden pasar, debido a que la educación que pudieron tener antes tampoco estuvo a su alcance, o no realmente; ya sea porque la política de las instituciones es informar de una sobrepoblación estudiantil, cuando México es uno de los países en que la mayoría de la población no tiene escuela, en donde las escuelas escasean. Pero lo importante son los créditos que puedas obtener, no es que pienses, vales por lo que tu capital puede hacer por ti.
Es necesario que las primarias y secundarias, que se encargan de retrasar el desarrollo intelectual de los estudiantes a través de sus programas que muestran claramente un plan malévolo de desinformación, terrorismo patriótico, tradicionalista y conservador, cambien desde los maestros con ideologías mediocres y su educación de la misma índole que la que ahora ellos imparten, hasta los años en que se imparte la escuela primaria y secundaria, que bien podrían reducirse y dar paso a la juventud, desde que comienza a pensar, a pensar más y a hacer más, más jóvenes, menos propensos a ser “espíritus acribillados”, el miedo detiene a algunos y la ignorancia al resto, parece que no salen de su burbuja en la que nacieron y están por siempre, pero podrían no estarlo eternamente, aunque su insensatez no sea finita.
Cada día dentro de la universidad (FF y L, UNAM) se ven caminar las depresiones entre los estudiantes, se mira arrastrar la resignación y la felicidad de saberlo, aun sin hacer algo, aun con los grupos de resistencia, que con los mejores discursos socialistas, anarquistas, comunistas, desgastados, se mantienen en el hermetismo, hacen de su lucha la manera más ortodoxa de combatir lo que quiera que combaten, pues hasta parece olvidárseles lo que ellos mismos pusieron en sus manos, y que con su actitud partidista nos repliegan, se asumen como representantes de la revolución y con ello del movimiento estudiantil; mientras tanto, la niña con su pequeña mochila rosada, duerme profundamente en una pequeña base de concreto, a la entrada de la afeada facultad, desde las piedras hasta el che, desde los pequeños burgueses que serán partidarios con gloria del régimen conservador, estancado, de la derecha empresarial jamás estadista, hasta las islas llenas de vigilantes que salen a pasear en sus ineficaces patrullas, extorsionando y espiando a quienes le son, o podrían, ser peligrosos al Estado.
Es la UNAM cosa de orgullo ante sus estudiantes, y aunque el pueblo es quien en su mayoría la sostiene, y la mayoría del pueblo es pobre, son los hijos de la burguesía los que se nutren de estos recursos, pues ellos, con su educación abastecida de idiomas, etcétera, avanzan sin problemas y con su base formada por padres igualmente de escuela, obtienen las mejores oportunidades, no importa si necesitas aquellos recursos, son pocos los que los obtienen por necesidad, importa que tu vida sea la escuela, aunque tu capital determine si vas o no.
Somos universitarios, el mundo de pensamientos e ideas lo encontramos amplio desde las aulas; la universidad nos acerca a las novedades de pensadores, eruditos y estudiosos, de filósofos, historiadores y literatos, de matemáticos, biólogos, médicos, etcétera; somos revolucionarios aunque pongamos ofrendas y hablemos igual que si no lo fuésemos. Somos uno de los sectores sociales más informados, al parecer, y no sabemos qué es lo que pasa en la realidad de las comunidades, permitimos aun la difusión de valores que más allá de hacernos personas, nos hacen vulnerables al no cuestionamiento y desembocan en los elementos de control masivo: el miedo, la ignorancia, la debilidad…
En la ciudad de México, desértica de metáforas, muchos hemos encontrado un oasis, entre las facultades, el CCU, los lugares para dispersar los pensamientos, para politizar la vida de la comunidad estudiantil aun con piedrecillas, o entes inútiles que inviertan en ellas y no en camiones que sirvan para las prácticas necesarias que realicen los estudiantes; un oasis que resguarda en sus entrañas, con todo y revolución, los valores tradicionales de sumisión, que permite profesar la esperanza y la tolerancia despreocupándose del significado arraigadamente católico de las palabras, pues sí, de todas formas, ya se están acostumbrando los esperanzados a esperar que los autobuses (pumabus) se desocupen de estar estacionados para llevarles a su destino, para llevarles a tolerar la fuga de cerebros, la represión que viene desde nuestras mentes, la cara de odio inevitable de las fotocopias incompresibles, el menor esfuerzo de trabajo dentro de la biblioteca con su nuevo sistema de préstamo, la pobreza desquiciadora y tiernamente despreciada por la comunidad.
Habrá que apoyar la campaña que contradice la libertad de ser de la mujer, aunque hacerlo signifique olvidar que antes de ser mujeres somos seres humanos, aunque eso signifique respetar a un hombre por ser hombre y a una mujer por ser mujer, no por ser personas. Hay que pelear por la igualdad de géneros para resaltar que su inexistencia es real: la igualdad no estriba en el género, no olvidemos el ser variable jamás homogéneo que somos.
Así, con campañas de igualdad y sin agua que abastezca a las colonias pobres, y a las más pobres aun, el gobierno rescata el patriotismo incongruente y mentiroso sin saber el significado de gobernar, sin saber que el mofarse de las deudas que se tienen pendientes con la sociedad mexicana costarán más de un precio político necesario; ¡bienvenido el Bicentenario con sus ceremonias cívicas desinformativas y con sus valores incongruentes! La iglesia condena a los hombres por no dejar de ser seres humanos. Es cuestión de ideología, de invasiones, de pequeños grupos capitalistas, de las masas que sólo importan en cantidad, no en la individualidad de cada uno de sus integrantes. Que la niña duerma a la par del camino que recorre el hecho de pensar tanto en que somos algo, en que somos esencia: el mexicano es flojo, chaparrito y conformista, no es un ser humano cambiante, es como una piedra, todos se parecen.
Que lindo sería conquistar el mundo para cada uno de nosotros, pero que mejor olvidar que somos tantos y conquistar el mundo que es nuestro universo sin fin, aunque no sea el universo en verdad, sino lo que conocemos y nada más. Que bonito enterrar entre las hojas y nuestras letras las verdades que dicen reflexionar sobre nuestro pasado, que dicen servir para el presente sin recordarlo, sino olvidándolo de la manera más pronta posible, haciendo de la ciencia un método que encarcela al hombre para hacerlo objeto: la prueba de ello es que seguimos luchando por esa objetividad, queremos ser objetos o queremos ser sujetos que no podrán jamás dejar de ser naturaleza viva, la objetividad no existe en la libertad intrínseca del hombre, ni en la elevación del ser por la justicia que no darán las leyes, ahí está el lenguaje que inexplicable nos hace ruido; todo es natural, pero no todo es saber ni conocimiento, el método no es objetividad, es dejar de un lado a la humanidad nuestra para hacer del pasado la res nuestra, es reivindicación inconsciente del pasado como ajeno para que nos pertenezca; el método se traspasa así mismo y nosotros lo traspasamos porque somos método en tanto que tenemos sentidos y razón, que son uno mismo, somos método porque somos cognoscentes, comprensiblemente inexplicables, pero no somos objetos ni sujetos, somos sujetos que encarnan la objetividad de su naturaleza, somos ambos, pero no somos dualidad, somos.


Franco Hernández María Fernanda
(MafferR)

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