A todos los estudiantes que acaban de ingresar a la licenciatura les decimos: bienvenidos y felicidades. Felicidades, porque de cada diez jóvenes que presentan el examen solo uno logra ingresar[i], lo que significa que en México la educación es un privilegio. Los otros nueve, tendrán que decidir entre: ser subempleados de alguna transnacional con un subcontrato y sin prestaciones, el no-hacer nada o ni estudiar ni trabajar, el autoempleo, la migración o sumarse a la amplia nómina del narcotráfico. Ante esta realidad no podemos ser indiferentes, ellos como cualquier universitario tienen el derecho a la educación, porque la UNAM, no la pagan unos cuantos sino miles de trabajadores en el campo y en la ciudad que son los únicos generadores de la riqueza.
La UNAM, como su ley orgánica lo dice, es una comunidad cultural al servicio del país y tiene como fin formar profesionistas, técnicos, investigadores y profesores que velen por solucionar las carencias y problemáticas nacionales[ii]. En ese sentido, les damos la bienvenida, porque al ingresar asumen un compromiso, el mismo que asumieron los estudiantes del 68 contra el autoritarismo, del 71 contra la entrada del ejército a C.U., del 86 contra el plan Carpizo, del 99 contra las cuotas, un compromiso con los más de 50 millones de pobres, con los 2.5 millones de desempleados, con los millones de trabajadores sobre-explotados, con los millones de campesinos sin tierra, con los millones de niños sin futuro, con los miles de jóvenes sin educación, con los indígenas sin autonomía, con los luchadores sociales presos, con los sindicatos en lucha, con los mineros en huelga, con los desposeídos, con los analfabetas, con los migrantes vejados, con las víctimas de la guerra del gobierno federal y el narcotráfico, con todos los mexicanos sumidos en la ignorancia tras 500 años de dominio, 200 años de dependencia y 10 años de panismo. Un compromiso contra una política que ha aumentado la deuda externa e interna en casi un 50%[iii], que prefiere militares y policías en lugar de profesores y médicos, que ha llevado la educación a los lugares 115 y 127 junto al Congo, Sudán y Camerún[iv], que pretende eliminar las responsabilidades patronales regulando la subcontratación por hora y temporada promoviendo los empleos sin seguridad social, esporádicos y mal remunerados[v].
Sabemos que el compromiso es con la sociedad mexicana, sin embargo, tenemos que empezar por la universidad. Podemos reconocer los logros, producto de la colectividad de esta comunidad, pero no podemos dejar de ser críticos y señalar las desigualdades en la docencia, los privilegios en los salarios de los funcionarios que oscilan en los 100000 pesos mensuales, la falta de condiciones de estudio y las desigualdades económicas de los estudiantes. Tres de cada cuatro alumnos de primer ingreso a licenciatura (30000) no podrá pagar una comida diaria en su escuela, ni adquirir libros y materiales para sus prácticas y trabajos escolares ya que su ingreso familiar es menor a 6 salarios mínimos. Lo que deriva a que aproximadamente el 40% de ellos abandone sus estudios por falta de recursos, como consecuencia existe una baja eficiencia terminal.
Esta situación, agravada por la crisis económica, debe ser contrarrestada con un manejo eficiente del presupuesto, acabando con los altos salarios, ejerciendo una fiscalización efectiva y una distribución justa a los ramos más populares. No es congruente exigir mayor presupuesto si este no está dirigido a los jóvenes sin oportunidades, estamos de acuerdo en que “sin educación, sin ciencia, sin tecnología propia, sin desarrollo cultural, no hay futuro”[vi], estamos de acuerdo en que hacen falta mayores recursos a la educación y a la UNAM. En lo que no estamos de acuerdo es: en la reducción del presupuesto a las bibliotecas, en la construcción de changarros de tres millones de pesos, en las piedras de miles de pesos que se ponen y después se quitan, en los puentes que costaron millones y se cayeron, en que 83% de los profesores ganen mil pesos y el 17% 16 mil, en que se pretendan eliminar los viáticos, las vacaciones, la jubilación, las exenciones de pago, el aguinaldo, el pago de marcha y el permiso por parto del contrato de los profesores[vii], en el raquítico aumento de matricula, en que el rector designe a los directores por dedazo, en los millones que no se ven, en el aumento del presupuesto a la comisión especial de seguridad que criminaliza al estudiante, en la falta de arraigo a los problemas nacionales, en los empujones y censuras para realizar eventos políticos y culturales, en los privilegios y amiguismos, en que la comida y las copias sean un negocio y no un servicio, en que se dejen fuera a más de 250000 aspirante, en que grandes empresas como televisa y tv-azteca tengan algo que ver con la educación o la Universidad. En eso, no estamos de acuerdo. Actualmente, según datos de la UNAM, se destina el doble de presupuesto a la investigación con respecto al bachillerato, el gasto anual promedio de un investigador es de casi dos millones de pesos, existe un tutor por cada 2 alumnos de posgrado[viii]. Esta política educativa, encabezada por José Narro, es elitista y favorece a través de la investigación a empresas privadas nacionales y transnacionales privilegiándolos y olvidándose de los jóvenes, es una política cómplice del gobierno federal y no debe ser la rectora de la máxima casa de estudios.
En la FFyL tres de cada cuatro estudiantes no terminarán su carrera, 5,321 alumnos de licenciatura en el sistema escolarizado de las generaciones 2007-2010 (66%), no pueden consumir una comida diaria en la cafetería de la facultad, comprar libros, copias y materiales indispensables para sus estudios debido a que sus familias tienen un ingreso menor a los seis salarios mínimos. Según la Encuesta Nacional de Juventud alrededor del 40% de los jóvenes que abandona sus estudios lo hace por falta de recursos económicos. No hay que buscar la solución a la baja eficiencia terminal en exámenes diagnóstico y en formar grupos de élite[ix] sino en la mejora de las condiciones de estudio; gestionando un comedor digno, un servicio de copias económico, la actualización del acervo bibliográfico y el uso adecuado de los ingresos de Educación Continua. De igual forma nos oponemos a la adecuación del humanismo a criterio del gobierno federal[x], la solución a nuestros problemas se encuentra en la misma universidad, no en imitar la política federal que criminaliza y margina como lo hizo la Directora Villegas en conjunto con la Biblioteca Central y Patronato Universitario al gastar un millón y medio de pesos colocando cuchillas de pedernal en los jardines anexos a la biblioteca central para impedir la reunión.
EXIGIMOS:
LA INSTALACIÓN DE COMEDORES DIGNOS
LA OFERTA DEL SERVICIO DE FOTOCOPIAS ECONÓMICO
LA ACTUALIZACIÓN DEL ACERVO BIBLIOGRAFICO
LA RENDICIONDE CUENTAS DEL AREA DE EDUCACION CONTINUA
POR UNA EDUCACION PÚBLICA, GRATUITA Y POPULAR
POR UNA UNIVERSIDAD AL SERVICIO DEL PUEBLO